Una vez que tenemos planteado nuestro problema, es necesario que podamos formular los objetivos de la investigación, lo que es de gran relevancia en el proceso de investigación, porque:
- Orientan las demás fases del proceso.
- Determinan los límites y la amplitud.
- Permiten definir las etapas que requiere el estudio.
- Sitúan el estudio dentro de un contexto general.
- Tener claridad y precisión.
- Estar dirigidos a los elementos básicos del problema.
- Ser mensurables y observables.
- Seguir un orden lógico o metodológico.
- Estar expresados en verbos en infinitivo.
Es el propósito general que tiene el investigador.
Son los propósitos específicos por los cuales se puede lograr el objetivo general.
El proceso científico, formulado a partir del planteamiento del problema, se orienta a la búsqueda de respuesta de la situación descrita, objeto de la investigación. Por ello, es de gran ayuda responder a la pregunta: ¿Para qué se investiga y qué se busca con la investigación propuesta? Dar respuesta a esta pregunta permite delimitar el marco de estudio y sus alcances.
La definición precisa del objetivo es el eje en torno al cual se diseña la estructura del estudio. Si no está suficientemente claro, será difícil tomar decisiones sobre el tipo de estudio más apropiado, la población que se debe incluir o las variables que deben medirse.
Inicialmente el objetivo se formula en términos genéricos y se establece una pregunta amplia y ambiciosa, para después acotarla progresivamente hasta formular una pregunta precisa que permita evaluar una hipótesis concreta. La formulación explícita de este objetivo específico determina la planificación subsiguiente.
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